martes, 15 de septiembre de 2009

CHAN CHAN Y HUACA DE LA LUNA



Corresponsales escolares estuvieron en la Huaca de la Luna y Chan Chan
Orgullosos de nuestro
rico pasado cultural

Quien escriba la mejor composición ganará una computadora
Oscar Daniel Paiba Morales
bpvp1@hotmail.com

Si echamos un vistazo hacia el pasado y nos remotamos 1800 años atrás, entonces podríamos ser testigos del auge de una nueva cultura de entre todas las ya antes formadas, una cultura en parte igual; pero muy diferente a las demás, una que lejos de vivir en el olvido, realizando pesadas tareas e inhumanos sacrificios, vivían con gusto y sacrificándose por respeto a su dios, por Ai Apaec. Nos referimnos a la cultura Moche.
Y este, es pues, el inicio de una emocionante crónica que tiene como protagonistas a los Corresponsales Escolares del diario La Industria que el pasado sábado 12 de setiembre hicieron una visita, en calidad de exclusiva, al complejo arqueológico Huaca de la Luna y a la Ciudad de Barro más Grande del Mundo, la ciudadela de Chan-Chan.
Partimos del Paseo de las Letras (primera cuadra de Jiron Gamarra) al promediando las 8:15 de la mañana con rumbo a Moche. Una vez establecidos en el lugar, el arqueólogo y descubridor de los primeros restos de las Huaca la Luna, Ricardo Morales, nos recibió con los brazos abiertos y con un afectuoso saludo de bienvenida. Entre lo más resaltante que mencionó fue que el complejo había ganado ya 4 premios (dos internacionales y dos nacionales), así como 4 premios más por parte del ministerio de turismo español.
Luego de la palabra de bienvenida, vimos un video en el cual se escenificaron algunos datos importantes tanto de la cultura Moche como de los últimos hallazgos correspondientes a los vestigios dejados por esta renombrada cultura.



En la Huaca de la Luna
A continuación visitamos el centro ceremonial religioso de los Moche o mejor dicho la Huaca de la Luna, la cual por cierto había cambiado mucho desde la última vez que la visité, mas lo que no había cambiado para nada era su imponente majestuosidad y presencia ancestral que nos hace dar un vuelco a nuestro corazón recordando las técnicas empleadas por estos “maestros” de la pintura mural, de las decoraciones en alto relieve, de las representaciones de las actividades diarias en las diversas pinturas y huacos así como de la técnica del enlucido de las paredes.
La Huaca de la Luna esta constituida por 5 plataformas superpuestas mientras que la Huaca del Sol, que era un centro político administrativo moche, por 10. Aprendimos mucho acerca de ambas huacas así como de la cultura moche y no mochica como muchos la denominan.



¿Y cuál es el crédito?
Los corresponsales tuvimos el privilegio de conocer más a fondo cierta zona un poco reservada para el publico en general donde pudimos apreciar una plaza engalanada por 7 decoraciones en pintura Moche las cuales representaban un desfile de guerreros, hombres cogidos de las manos, arañas degolladoras, pescadores, un ser mítico (felino), una gran serpiente y a un dios (Ai Apaec).
Sin embargo, siempre el deseo de aprender cada vez más hizo que de allí nos dirigiéramos a Jang-Jang, que significa sol-sol, lugar más conocido como Chan-Chan. Esta ciudadela nos abrió sus puertas bordeando las 11:40 de la mañana. Visitamos Tschudi, el palacio Nik An y luego pasamos a tener una visita en exclusiva en otra parte.
“…Recopilando, hemos entrado pasando por dos jambas, luego hemos estado frente a lo que se denomina una muralla cortina con banquetas, después nos hemos dirigido a la izquierda y hemos llegado a esta plaza ceremonial”, fue parte de lo que nuestro guía pudo decirnos en el afán de hacer que aprendamos más acerca de la terminología arqueológica usada en esta obra de arte como lo es Chan-Chan. Y el que escriba la mejor composición sobre Chan Chan se hará acreedor a una computadora de última generación. Las bases se darán a conocer en los próximos días entre nuestros corresponsales escolares.
Verdaderamente quedamos satisfechos y sorprendidos con lo que pudimos aprender y observar en esta visita. Me gustaría terminar diciendo que estos lugares, estos sitios turísticos, son de todos, son nuestros, y por ende debemos cuidarlos porque así estamos contribuyendo con el turismo, con el desarrollo de nuestra comunidad, de nuestro país que es el Perú y del cual tanto moches como Chimús, seguramente, hubiesen querido que sea un buen lugar para vivir, un lugar donde uno pueda existir y desarrollarse plenamente tal y como ellos lo hicieron de acuerdo a su época.



En la Huaca de la Luna puedes apreciar pinturas en alto relieve de un ceremonia de sacrificios para el dios Ai Apaec

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